El vino es uno de los elementos esenciales dentro de nuestra gastronomía, tanto es así que hoy en día contamos con una gran variedad de caldos entre los que elegir. Pero ahí viene el conflicto, ¿cuál es el vino perfecto para nuestra comida del día?
Maridar correctamente la comida con el vino nos ayudará a potenciar el sabor de nuestros platos y tener una experiencia mucho más enriquecedora. Respecto a esto, no hay una ley escrita que abarque todas las comidas y todos los vinos, sin embargo si podemos conocer algunos trucos que nos ayuden a elegir y acertar.
Las claves para elegir el vino perfecto para el pescado y el marisco
Comenzamos desmintiendo una regla que seguro te sonará: para la carne vino tinto y para el pescado vino blanco. Si bien es cierto que cada uno de estos vinos tienen unas características que encajan mejor con esos productos, también es verdad que depende de qué vino tinto y qué vino blanco.
Digamos que la clave principal que tenemos que tener en cuenta es que vino no reste protagonismo al plato que vayamos a consumir. Es decir, podemos disfrutar de un vino tinto comiendo pescado o marisco, pero debe ser un vino joven y suave.
Por ejemplo, el mero, el bacalao o el rape, que son pescados semigrasos, así como el pulpo, encajan muy bien con un vino tinto joven o un rosado fresco. El bonito, la caballa o el pez espada soportan muy bien vinos rosados frutales.
El vino blanco es ideal para pescados suaves y magros, como por ejemplo el lenguado, los rodaballos. Los mariscos también se llevan mejor con el vino blanco, aunque las ostras lo hacen con el cava o el champagne.
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